Los Taromenane

Pocas veces en la historia de la gestión ambiental del Ecuador han existido consensos públicos. La primera vez fue en el 98 para la promulgación de la Reserva Marina de Galápagos; otra cuando eliminaron el Ministerio del Ambiente y las ONG, desde las radicales hasta las moderadas, se unieron. Transcurría el 2000 y la presidencia de Gustavo Noboa Bejarano, guarden el nombre porque se repetirá entre los actores de la ampliación de la Reserva Marina y porque es el autor del “Va por que va” con el Oleoducto de Crudos Pesados, que nunca se llenó. Como regalo de San Valentín del 2000, fue gratificante ver el paraninfo de la Universidad Andina Simón Bolívar con todos los tonos de verde, desde el verde rojizo, al verde dólar… Y se logró que la autoridad se restituya, claro que con poco presupuesto y falencias propias heredadas del entonces Instituto Ecuatoriano Forestal y de Áreas Naturales y Vida Silvestre, pero eso es para otro tema. Algo similar pasó con la delimitación de la Zona I

  La petrolera española REPSOL intenta eludir sus responsabilidades en el próximo proceso de reversión de los bloques 16 y 67 en la Amazonía del Ecuador, en el corazón mismo del Yasuní. Con el anuncio hecho por New Stratus Energy [1] por su interés en comprar los activos de Repsol en el Ecuador se abre una serie de interrogantes en un proceso de venta que debe ser autorizado por el Gobierno del Ecuador. Una alerta de Christian Zurita sobre la intención de REPSOL de vender sus activos en el Ecuador, se confirmó al poco tiempo con un comunicado de la empresa New Stratus Energy [2] . Este anuncio ocurre a tan solo dos años que se cumpla el fin de la concesión de los bloques 16 y 67 y se inicie el proceso de reversión al Estado que, por cierto, aún no se ha producido ninguno; no existe antecedentes sobre estos y todas las salidas de compañías petroleras han pasado por demandas internacionales. Foto de Fotogenia Estudio Profesional , tomada en la vía Maxus 2006, dentro del Blo