La Reserva Marina de Galápagos “va por que va”
Pocas veces en la historia de la gestión ambiental del Ecuador han existido consensos públicos. La primera vez fue en el 98 para la promulgación de la Reserva Marina de Galápagos; otra cuando eliminaron el Ministerio del Ambiente y las ONG, desde las radicales hasta las moderadas, se unieron. Transcurría el 2000 y la presidencia de Gustavo Noboa Bejarano, guarden el nombre porque se repetirá entre los actores de la ampliación de la Reserva Marina y porque es el autor del “Va por que va” con el Oleoducto de Crudos Pesados, que nunca se llenó.
Como regalo de San Valentín del 2000, fue gratificante ver el paraninfo de la Universidad Andina Simón Bolívar con todos los tonos de verde, desde el verde rojizo, al verde dólar… Y se logró que la autoridad se restituya, claro que con poco presupuesto y falencias propias heredadas del entonces Instituto Ecuatoriano Forestal y de Áreas Naturales y Vida Silvestre, pero eso es para otro tema.
Algo similar pasó con la delimitación de la Zona Intangible Tagaeri Taromenane (ZITT)en el 2007. Allí un grupo de ONG y una petrolera, un funcionario de una empresa para ser exacto Fernando Benalcazar, facilitó el proceso puso plata y persona para cubrir la logística, fue la época de los ministros de ambiente fugaces como éxitos tropicales, pasaron cinco hasta que Ana Albán logró lo impensable en 1999 cuando se creó en el papel la Zona Intangible, se delimitó la ZITT, claro que pudo ser mejor, pero fue lo que se logró y pasó a tener coordenadas y un área de exclusión de actividades extractivas por primera vez.
Para la delimitación de la ZITT se alinearon funcionarios públicos, ambientalistas y petroleros. También existen omisiones y la gestión no ha sido óptima, pero prefiero saber que pasó de letra muerta a una zona que se hizo algo por la protección de los pueblos en aislamiento, ocultos u ocultados. Es cierto que aún falta, que la han profanado, pero la perfección es un tema para San Agustín no para la realidad.
Ahora es el turno de la Reserva Marina de Galápagos ¿Es necesario ampliarla? La respuesta es un SÍ rotundo. El mar de Galápagos es único, y las áreas protegidas marinas son los refugios de vida que aún quedan en el mundo, no es inconmensurable, es finito; una muestra ya se han agotado algunas pesquerías; sino pregunten a la flota pesquera China o a los barcos pesqueros piratas o a los pescadores artesanales con el pepino de mar en el territorio continental. Los estudios dirán la cantidad de millas, la ubicación exacta y demás detalles de la ampliación de la RMG.
El caso que ahora para la ampliación de la Reserva, es grato saber que hay un grupo de pescadores industriales que han entendido que el mar no es una fuente inagotable de recursos, saben que es un sistema complejo y que necesita un respiro. Este conjunto de empresarios tiene un rostro Andres Correia, quienes muestran que no todo es blanco o negro; y, que entre todos podemos mantener una porción del mar como un ahorro de vida.
Cuando se juntan voluntades aparentemente contradictorias; cuando los “depredadores y malos de las películas ecologistas” se unen a las causas ambientales con aportes prácticos, con acciones concretas, con compromiso hay esperanza para las causas verdes. El arte de compaginar intereses y unirse por un bien común pasa sobre los intereses personales de los aristócratas de la conservación ecuatoriana y los industriales atuneros, que a diferencia del 98 ahora están más fuertes y mueven, mucho más dinero.
La ampliación de la Reserva Marina, es un hecho. Porque las acciones para que se concrete, recién empiezan.
Foto: Mathias Espinoza
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