A salvar al Yasuní desde lo práctico

Vista del Parque Nacional Yasuní desde la Estación de la USFQ/Foto: FOTOGENIA


Vuelven a levantarse voces para “salvar” al Yasuní. Mientras los activistas centran sus discursos en el no permitir que se destruya (y tantas otras novedosas propuestas vacías de resultados como el salvar a los pueblos no contactados u ocultos) la realidad es diferente. Quienes conocen el Parque Nacional Yasuní saben que la explotación petrolera no le es ajena; son más de 25 años de extraer crudo del PNY.
Para estructurar un discurso de protección al Parque y a los Pueblos Indignas en Aislamiento (pueblos ocultos, pueblos no contactados) –PIAs- se deben considerar varios hechos. La mayor cantidad de registros (muertes y avistamientos) de la presencia de los Pueblos Indígenas en Aislamiento se han producido al otro lado, al occidente del PNY, cerca de la vía al Auca -al sur de Francisco de Orellana El Coca- es decir al otro extremo del ITT, en la zona que ahora se llama Franja de Diversidad y Vida.
A la  Franja, que colinda con el PNY, se tiene acceso por carretera; es decir sin restricciones. Al no existir la prohibición de entrada y que la ausencia de río no es visualmente atractiva -porque se atraviesan áreas deforestadas y se puede palpar las necesidades de la gente, su pobreza- no es un imán tanto para ambientalistas y demás actores.
 Entonces hay dos Yasunís, el que sale en los medios (cerca del IIT, el Bloque 31) y el de la vida diaria, en donde la gente vive junto al área protegida y trabaja la tierra, respetando o no la línea del parque. 


El Parque Nacional Yasuní, el Territorio Waorani y la Franja Diversidad y Vida (Franja Roja)


La protección del PNY
La memora le es ajena a quienes pregonan el discurso de protección absoluta (entre ellos quien suscribe estas líneas reconoce su cuota de responsabilidad), dejan de lado que mientras mantienen su postura, respetable por cierto, de no tocar el parque: en el Bloque 31 el proyecto aprobado en el 2007 sin carretera y con operación helitransportada se cambió para uno con "vía ecológica" al corazón del Parque que ahora dicen defender… O más lejos aún, el OCP se construyó bajo el “va por que va”. Tanto para el Bloque 31 como para el OCP en lugar de adoptar una posición de país, no trabajamos para hacer una veeduría seria u otra forma de control para minimizar los impactos, que como todas las actividades humanas, se generan y más al al entrar al área más diversa de la Tierra. El debate no se centró en lo real y por mantener una postura ideal se dejó de ver la realidad, que en el Yasuní tiene muertes.
Los cambios de las fronteras petroleras se han sellado con sangre desde el inicio de la explotación petrolera. El bloque 17 entonces a cargo de Bras Petro, cambió con la muerte de Monseñor Alejandro Labaka y la Hermana Inés Arango, el 21 de julio de 1987. Luego vienen las masacres de los taromenani del 2003, las muertes de los madereros por las lanzas Taromenane al defender el territorio, como la de Wiliam Angulo en el 2006 que falleció en el Hospital Eugenio Espejo porque su familia no logró comprar medicina ni conseguir sangre para una transfusión.
Estas muertes, innecesarias y dolorosas, empujaron a que en el 2007 se delimite la Zona Intangible. Esta delimitación pasó del papel con el Decreto Ejecutivo de 1999 al campo, con el aporte de ONGs, la prensa y una petrolera. Esa delimitación se hizo de la mejor manera posible, recopilando información con sobrevuelos y lo más rescatable fue la colaboración entre funcionarios públicos y privados; entre ellos petroleros conscientes del peligro para los PIAs.

En la vía Auca y sus guardarayas, es frecuente encontrar madera que proviene del área protegida.



Mapa de la Franja Diversidad y Vida que colinda con el Parque Nacional Yasuní y el Territorio Waorani.


 El freno a la colonización
En lugar de pelear por una fracción del ITT el campo Ishpingo, qué sí efectivamente está en el borde de la Zona Intangible, sobre la franja de amortiguamiento, planteamos un freno al avance de la colonización al norte del PNY que está a punto de pasar del río Tiputini, al norte.

También es necesario parar las nuevas vías que nacen desde la vía Auca y se adentran en el parque y que permiten que se realice caza ilegal y se saque madera. En la Franja Diversidad y Vida donde también está registrada la muerte de Sandra Zabala y sus dos hijos en el 2009, aún falta consolidar las medidas que se adoptaron.
Por qué no demandamos que el Parque Nacional cuente con un sistema de protección integral para el 1´020.000 hectáreas. En la actualidad son 33 guardaparques, de los cuales 21 están permanentemente operativos. Por qué además de pelear y ocupar edificios, se pide también que se detenga la tala ilegal en el Yasuní, que los guardaparques dispongan de GPS adecuados, que cuenten con un sistema de monitoreo satelital, que accedan a lanchas y combustible, que se respalden en las Fuerzas Armadas e ingresen a Quebrada Lobo en la frontera con Perú, donde hay tala y cacería ilegal y sobre todo están más amenazados los PIAs?
El discurso de oponerse al petróleo es atractivo y cuenta con prensa. El lograr acciones concretas para la protección, adoptando una postura por el bien del país requiere de más tiempo y trabajo; alejado del brillo momentáneo que dan las cámaras.

Laguna de la comunidad El Piche, junto al Parque Nacional Yasuní

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