El turismo en Galápagos se masifica



Cactus, Isla Genovesa/Foto: Franklin Vega

Mientras la flota pesquera de China depreda el mar que rodea Galápagos; los isleños se preparan para reactivar el turismo. ¿Pero qué tipo de actividad turística se desarrolla en el “Archipiélago mejor conservado del mundo”?

Las islas únicas y sus pobladores se enfrentan a un dilema que tiene rostros humanos, con deudas acumuladas y premura para satisfacer necesidades básicas. Cuatro meses paralizados han dejado secuelas en la economía local, la cual depende mayoritariamente del turismo. Desde los guías que no han tenido grupos hasta los armadores de los grandes barcos que deben mantenerlos funcionando a un alto costo: "lo que no se usa en el mar, se daña".

El turismo según el último estudio disponible, solo deja en Galápagos el 15% del volumen total de lo que allí se genera. Una muestra: en los últimos ocho años, las empresas extranjeras que ofrecen tours navegables en las islas han pagado, según el Servicio de Rentas Internas (SRI), cerca de 11 millones de dólares y han enviado al exterior 23,6 millones. Las compañías nacionales, en el mismo periodo, pagaron USD 22,9 millones y enviaron afuera USD 51,9 millones. Este flujo de divisas tiene origen en la forma en que se comercializa el turismo, la mayoría en el extranjero y que representa del 40 al 50% del precio de los paquetes que se venden en Galápagos.

En las islas se desarrollan dos tipos de turismo: el de tours navegables en barcos y el de base local. Los dos tienen cuestionamientos ambientales, los dos usan el escenario natural de las Galápagos para desarrollar sus actividades. Lo inquietante es que estas formas de turismo no han parado de crecer y los visitantes a se acercan ya a los 300.000 anuales, cuando el límite natural que se manejó hasta el año 2005, fue de 100.000 turistas por año.

Si se analizan las estadísticas, el turismo en Galápagos se masifica de forma acelerada. Esta se evidencia por un turismo barato, casi de mochileros, al cual no les interesa la conservación y que deja pocos recursos en las islas.

Gracias a una promoción como destino de Sol y Playa y a los intereses de las agencias mayoristas y aerolíneas, el perfil de visitantes se amplió de uno especializado con motivación en la naturaleza a uno de diversión y de playa, que utiliza más los servicios en tierra (turismo de base local o de tierra) con los consiguientes impactos ambientales y sociales. Sin embargo, es el turismo de base local el que más recursos reparte entre a población. Por otra parte, el turismo en los grandes barcos se mantiene con reparos ambientales y socioeconómicos como el concentrar los beneficios de la actividad en un círculo cerrado que ofrece todos los servicios y que apenas si gotea a los lugareños.

Cambiar o analizar el tipo de turismo que se realiza en Galápagos no está en debate y es tan comprensible como necesario; la prioridad es generar recursos para pagar las deudas acumuladas. Sin embargo, está aún latente la propuesta de los vuelos directos a las islas con todo el impacto ambiental que conlleva y las presiones para abrir las actividades turísticas.

 A continuación, un breve análisis de esta actividad en las islas.


Tortuga juvenil en el Centro de Crianza de Tortugas Gigantes Arnaldo Tupiza Chamaidan, isla Isabela/ Foto: Franklin Vega

¿Simbiosis o parasitismo? ¿Cuál es la relación entre el turismo y las islas Galápagos?

La diferencia entre simbiosis y parasitismo radica en que la primera contribuye a un desarrollo mutuo de un organismo; mientras que la segunda solamente una parte se aprovecha de ella. Analizando un poco más, creo que ninguna de las dos aplica para las islas en su totalidad. El turismo tal como se desarrolla en Galápagos ofrece una respuesta diferente, según el tipo de actividad que se analiza; el de la gran empresa que hace turismo en barcos de 50 pasajeros o más, los tours de pesca vivencial, los de bahía o los de buceo. O desde otro punto de vista, la masificación del turismo que va de la mano del incremento del turismo con base local. Así que la respuesta va desde la simbiosis, el parasitismo hasta la depredación; según qué aspecto se analice.

La imagen: la avispa (el turismo que cada vez se masifica) caza a una araña (las islas), la inmoviliza con su veneno y le deja un huevo que se convierte en poco tiempo en larva en su vientre para alimentarse de ella lentamente, dejando para el final a los órganos vitales… Al final emerge una joven avispa y busca cazar otra araña. ¿Parece exagerado? Sí, es exagerado; más aún si se habla del “Archipiélago mejor conservado del mundo”, como le conocen a Galápagos. Sin embargo, analicemos algunos aspectos.

El turismo es la principal actividad en las islas. De acuerdo a la Cámara de Turismo de Galápagos (CAPTUTGAL), el 80% de la economía de las islas depende de esta actividad. Todos sus habitantes de una u otra forma están vinculados con el turismo, desde el vendedor salasaca de artesanías al empresario turístico que tiene varios barcos con turistas a bordo, pasando por los guardaparques y funcionarios que se financian con los USD 100 que pagan todos quienes ingresan al archipiélago.

“Cada visitante que ingresa a Galápagos paga un tributo de entrada a las áreas naturales protegidas, que se reparte entre varias entidades locales para su asignación a un desarrollo humano sustentable”, indica la web del Parque Nacional Galápagos y en el 2011 fueron USD 21´728.507.00 que se repartieron de la siguiente forma:

 

Fuente: Parque Nacional Galápagos

 

No obstante, el dinero no se queda en Galápagos; pasa a la cuenta del Gobierno central y regresa por cuenta gotas a las islas para cubrir necesidades básicas como el patrullaje de la Reserva Marina de Galápagos, hoy asechada por la flota pesquera de China. Además de este tributo directo, están todas las otras actividades relacionadas al turismo como guías, armadores de lanchas y barcos, comerciantes que aprovisionan a los operadores locales, transportistas terrestres y marinos, dueños de restaurantes… La vida o actividad económica de Galápagos gira en torno al turismo. Así como la demanda de energía, agua y la generación de desechos.

La salida del dinero que se genera en Galápagos y por Galápagos también involucra al sector privado. Hay empresas que no pagan impuestos en Galápagos, especialmente las grandes, que pagan en el territorio continental; y así los pagaran en las islas, también irían a la cuenta única del Gobierno.

La otra forma en que los recursos generados en Galápagos salen, es la de los trabajadores que se dividen en dos grupos: el de los residentes de las islas y los residentes temporales que son personas del continente que laboran en el archipiélago; ese dinero también termina en el territorio continental.

Para Andrés Ordoñez, representante de CAPTURGAL, la salida de divisas obedece a la relación de Galápagos con el continente y la falta de servicios como salud o educación de calidad. “Así como los residentes permanentes pagan por tener a sus hijos estudiando en Quito o Guayaquil, los temporales envían el dinero a sus familias. Hay que repensar cómo hacer en Galápagos para incrementar la productividad y la innovación”.

Si se analiza el pago por el impuesto a la renta. Según la información disponible en el SRI entre el 2011 y 2019 las 12 empresas extranjeras que operan en Galápagos pagaron USD 10´893.480 por impuesto a la Renta y por salida de divisas 1´184037. Es decir, enviaron al extranjero USD 23´680752.

En el mismo lapso, las 28 empresas nacionales que operan en Galápagos pagaron USD 22´952.479 por impuesto a la Renta y por salida de divisas 2´579.732. Es decir, enviaron al extranjero USD 51´594.654 (en este enlace está el detalle de cada empresa).

 

   Fuente: Servicio de Rentas Internas (SRI).

   Fuente: Servicio de Rentas Internas (SRI).

En promedio, envían fuera del país el doble de lo que pagan por impuesto a la renta. La respuesta a este flujo de recursos fuera el Ecuador tiene su origen en la manera cómo se comercializan los diferentes servicios turísticos de Galápagos. La mayoría se vende en el exterior; las agencias y operadoras, tanto ecuatorianas como extranjeras, tienen cuentas en el Estados Unidos y Europa; y, cuando se hace una venta, el dinero se recibe en los bancos extranjeros e ingresan al país solo el monto para pagar la operación misma: el alquiler de los barcos, el salario de los guías, la comida, el combustible.

Por lo general, estas empresas controlan toda la operación turística, desde el traslado de los pasajeros hasta el aeropuerto de Quito o Guayaquil, el recorrido por una de las dos ciudades y el tour en las islas. En todo ese periplo, la participación local es mínima, pues se negocia por volumen y son empresas, muchas de ellas vinculadas a las mismas operadoras, las encargadas de prestar los servicios complementarios y otras hasta son dueñas de los hoteles; es decir tienen todo el círculo controlado. De esta forma garantizan un alto nivel de calidad y manejan costos más competitivos, pero para los propietarios.

Hay otras empresas extranjeras, que toda su comercialización se realiza en el exterior y si un ecuatoriano quiere comprar un tour en ese barco, debe consignar el pago en el país donde funciona la compañía. Este es el caso de Canodros (que opera el SILVER GALÁPAGOS de 100 pasajeros), de Marventura (que opera el NATIONAL GEOGRAPHIC ISLANDER, con capacidad para 48 personas) y Metrohotel (que opera el NATIONAL GEOGRAPHIC ENDEAVOUR II de 96 pax) por citar solo tres ejemplos de empresas extranjeras que operan en Galápagos, en este caso inglesas y de Estados Unidos.

Ordoñez puntualiza que las empresas además de la comercialización, invierten en la promoción de sus productos. “La cadena de comercialización es extensa y costosa. Es así que un paquete turístico que cuesta USD 2.000 en las islas, se paga por cinco o siete mil dólares Galápagos”.

Las operadoras de turismo consultadas explican que esa es una práctica común y que obedece, según los propietarios, a dos aspectos fundamentales: la seguridad y los costos. La seguridad por tener a libre disposición recursos que superan los USD 5000 y que no requieren reportes permanentes y el costo que implicaría gravar con un 12% más el valor de los tours, por concepto de IVA a extranjeros que “no tienen por qué pagar ese impuesto”. En promedio, la comercialización y la promoción implica del 40 al 50 por ciento del costo de un tour.

 

Turistas en los manglares de la Isla Isabela/Foto: Franklin Vega

Ante esta realidad, cuánto dinero genera el turismo y ¿cuánto se queda en las islas? Ese dato no es fácil de calcular ni obtener, tampoco es una cifra de la cual se hable en Galápagos. Según el estudio más reciente disponible de Epler, B. & Proaño (2007): El turismo en Galápagos: una tendencia al crecimiento, se señala: “Mientras los ingresos por turismo en el año 2006 fueron de 156 millones de dólares directamente en el territorio, los flujos externos fueron de 263 millones, es decir un 169% mayores. Los estudios más recientes sobre el tema sugieren que tan solo el 15,5% del valor total del turismo se queda en el archipiélago.”

Lo que es frecuente es el malestar de los isleños con las grandes compañías de turismo y de paso con  las ONG que no han ayudado a transparentar el aporte. En algunos casos el vínculo entre conservación y turismo es evidente, al punto que los estudios sociales o que analicen la población de las islas con sus necesidades y visiones son escasos, tanto como las langostas cuya temporada empezó en julio.

No se puede confirmar con cifras si esa tendencia de salida de divisas se mantiene. Para algunos esta se ha disminuido un poco, pues el turismo con base local está creciendo desde hace una década.

Esta no es una situación nueva. En el 2007, el investigador Bruce Epler para la Fundación Charles Darwin publicó: “La información sobre los beneficios económicos atribuibles a las áreas protegidas, históricamente ha sido escasa y poco confiable. Este es particularmente el caso en Galápagos. A excepción de algún estudio ocasional por parte de consultores, existe poca información constante sobre la economía del turismo en el archipiélago. El SPNG no colecta ninguna información económica y la rama local del Ministerio de Turismo, desde el 2002, dejó de recopilar información sobre aspectos importantes como la ocupación y los precios de hoteles”

 Esta carencia de datos ha cambiado paulatinamente, ya que el Parque Nacional Galápagos trabaja con el Observatorio de Turismo de Galápagos, que fue creado con el aporte de la WWF, y se puede contar con información, si bien no completa, pero ayuda a tener una visión de las islas. Por ejemplo no se dispone del promedio de ocupación de las diferentes modalidades de alojamiento.

 


Iguana marina o iguana de Navidad, isla Española/Foto: Franklin Vega

 

La simbiosis

¿El turismo local es la otra cara de la moneda? Si se compara con el que realizan los cruceros navegables, tal vez sí. La propietaria de un hotel pequeño en Isabela o Santa Cruz se abastece con los comerciantes locales, que a su vez traen sus productos en uno de los tres barcos que abastecen a las islas; mientras que las grandes empresas con barcos de 50 o más pasajeros traen gran parte de sus insumos por vía aérea y en algunos casos no son productos ecuatorianos.

Con el turismo de base local, el turista gasta en restaurantes, paga sus carreras de taxi, consume en los establecimientos de la ciudad… En definitiva, el dinero se reparte entre los negocios pequeños de los lugareños. Sin embargo, este también tiene algunos reparos; uno es que es el transporte entre islas que se realiza en botes o lanchas con motores fuera de borda, que no están controlados por el Parque Nacional Galápagos.

También es más difícil controlar el comportamiento de los turistas en los 85 sitos de visita terrestre, de Es frecuente verlos acercándose demasiado a los lobos marinos o a las iguanas o dividir los grupos de 15 personas para no contratar un guía local si hacen una visita a Tortuga Bay, uno de los sitios de recreación de la Isla Santa Cruz, que se creó para el esparcimiento de los isleños, pero que ahora es copado por los turistas de a pie. Igual sucede con La Playa de los Alemanes o Las Grietas.

El segundo cuestionamiento al turismo de base local es la demanda de recursos y mano de obra que se incrementa, desde la energía eléctrica (que la mayoría se utiliza para enfriar las habitaciones de los turistas -que prefieren pedir cobijas antes de incrementar la temperatura del aire acondicionado en los hoteles- y el incremento de construcciones. Sin considerar la generación de los desechos.

Con el crecimiento de la demanda de hospedaje en tierra, muchos isleños han acondicionado sus casas para recibir turistas. Es común encontrar ofertas de hostales, albergues y otras formas de alojamiento.

 En el siguiente gráfico se compara la planta turística de Galápagos con la de Baños, en Tungurahua:

Fuente: Catastro del Ministerio de Turismo

En Galápagos están registrados 321 establecimientos de alojamiento (desde casas de huéspedes hasta hoteles de lujo) con 3.323 habitaciones y 7.706 camas. Un poco más que Baños. ¿La pregunta que surge es qué tipo de turistas, con qué motivaciones llegan a las islas? A Galápagos llega un turismo barato y no conservacionista, que busca diversión y no el contacto con la naturaleza. Esto obedece a que la forma en que se promociona a las islas ha cambiado, ya no se le considera un turismo de naturaleza, se lo promociona como de Sol y Playa. Los responsables van desde las agencias mayoristas de turismo, las aerolíneas y las autoridades gubernamentales.

Hace unos años, empezaron las promociones de LATAM para traer turistas de América del Sur, concretamente de Argentina y Chile, con ofertas de vuelos a Galápagos a USD 400, cuando el pasaje desde Quito o Guayaquil, costaba USD 350. Con estas rebajas, las llegadas de turistas mochileros se incrementaron al igual que la oferta de alojamiento.

Lo que es claro es que las grandes empresas no pierden. Ganan igual con 10 personas que compren tours navegables costosos y de lujo que con 100 que pagan por un tour tipo mochilero, que les alojan en hoteles de menos de USD 20 la noche.


Playa de Puerto Villamil, Isla Isabela/Foto: Franklin Vega

¿Qué pasará cuando termine la emergencia?

Con los cuatro meses paralizados en el 2020 por la Emergencia Sanitaria, no se han registrado cierres de hoteles en las islas según CAPTUTGAL. Si han cerrado restaurantes y cafeterías. Una de las razones porque los hoteles se mantienen es porque existe una moratoria para la apertura de nuevos establecimientos de alojamiento en las islas. En teoría, no se permite el incremento de la oferta hotelera.

Ante la pandemia, ¿cómo se desarrollará el turismo en Galápagos? Una de las hipótesis es que los turistas se inclinarán aún más por el turismo de base local; ¿Quién quiere encerrarse en un barco durante una semana e incrementar las posibilidades de un contagio? La otra teoría es mantenerse en un barco con un grupo reducido y controlado, generará mayor seguridad y confianza en los turistas. Con la apertura del turismo en agosto, se definirá el desarrollo del turismo en las islas; más aún si se toman en cuenta las ofertas de torus a Galápagos con todo incluido (incluso el pasaje aéreo desde el continente) por cuatro días a USD 1.200 o menos.

La larva de la avispa ya se desarrolla dentro de la araña

El incremento de visitantes a Galápagos ha sido constante a lo largo de los años. El Parque Nacional Galápagos mantiene un registro de visitantes desde 1979 y el Observatorio de turismo de Galápagos (www.observatoriogalapagos.gob.ec) ofrece estadísticas de las visitas entre el 2007 y 2018.

Los visitantes a Galápagos pasaron de 11.765 (9.539 extranjeros y 2.226 ecuatorianos) en 1979 a los 271.238 turistas (182.501 extranjeros y 87.737 nacionales) en el 2019.

Fuente: Parque Nacional Galápagos y Observatorio de Turismo de Galápagos

Cómo se observa, los únicos años en que se han registrado descensos en los arribos de turistas son en el 2009, 2012, 2016 y 2019 de las siete décadas analizadas. Seguramente en el 2020 también se observará lo mismo, luego de permanecer más de cuatro meses sin ingreso de turistas.

De la mano del ingreso de turistas, está el incremento de la población. Las islas, para 1950 contaban con 1 346 habitantes. Para el año 2015, esta cifra ascendió a 25.244 personas, según el del Censo de Población y Vivienda de Galápagos realizado por el INEC. Este número representa a los residentes permanentes, sin embargo, se desconoce cuántos residentes temporales habitan en las islas; se calcula que bordean los 3.000. Según los isleños, en los vuelos durante la cuarentena, han retornado la mayoría al territorio continental, ane la ausencia de opciones laborales.

En el siguiente gráfico tomado del Informe Galápagos 2011-2012 se observa que la población se ha mantenido desde hace diez años, en parte gracias a los controles y la estricta política de migración que se ejecuta en las islas.

 

Fuente: Informe Galápagos 2010-2011 DPNG, CGREG, FCD y GC. 2013.

Puerto Ayora, Isla Santa Cruz, vista aérea, año 2008/Foto: Archivo particular

En la foto anterior se observa cómo el área urbana de Puerto Ayora, isla Santa Cruz, está completamente cubierta por construcciones. Lo que se registró fue una subdivisión de lotes en los barrios más alejados del centro.

¿Cuántos turistas pueden llegar al Archipiélago sin afectar su conservación?

La respuesta no es sencilla. La pregunta se formuló al Parque Nacional Galápagos y aún no se tiene una respuesta.

Lo que sí es evidente son los cambios que ha producido el turismo en las islas, en 1980 las calles de Puerto Ayora eran de tierra y el viaje entre el Canal de Itabaca y el centro poblado duraba más de tres horas en un camino de tierra rojiza. Hoy el trayecto de 64 kilómetros demora una hora y media y por una vía asfaltada.

En los años ochenta, el turismo se hacía en pequeños barcos pesqueros acondicionados para transportar turistas entre las islas. Los principales usuarios eran ecuatorianos y unos pocos mochileros. Los guías naturalistas eran, en su mayoría, extranjeros.



Turistas en la Isla Genovesa ante un piquero de patas rojas/Foto: Franklin Vega

En este periodo aparecen los yates de lujo y que ofrecían tours navegables, que solo bajaban dos o tres veces a los centros poblados (Puerto Villamil; Puerto Ayora y Puerto Baquerizo Moreno… Al inicio los dueños de los cupos (hoy llamados patentes de operación turística) fueron los isleños, que para ofrecer mejores servicios se asociaron a personas del continente y con extranjeros. Poco a poco, estos cambiaron de mano. En la actualidad en el PNG están registrados 144 propietarios de patentes de operación turística que también, en muchos casos son los armadores o propietarios de los barcos.

En cierta medida ese mismo modelo, se mantiene en la actualidad, con algunos cambios. El principal se ha dado desde hace diez años aproximadamente, el turismo con base local se ha incrementado y sobrepasó al de cruceros hasta el 2015, que es el último año de información disponible en el Observatorio de turismo de Galápagos.

En el siguiente gráfico se observa cómo desde el 2009 el alojamiento en las islas pasó de concentrarse en los barcos a utilizar los establecimientos en tierra.

 

                                                         Fuente: Observatorio de Turismo de Galápagos

Hace seis años, fue evidente del despegue del turismo entre islas o con base local. Esta modalidad se caracteriza por utilizar los servicios en tierra y acudir a los sitios de visita en las islas donde se hospedan. La causa para este cambio de la demanda se explica en parte por el costo de los tours, que van por cinco días con cuatro noches desde USD 1.200 a USD 6.000, dependiendo de los servicios y el nivel de lujo.

Las actividades turísticas en las islas se desarrollan bajo estrictos parámetros con horarios y en los 176 sitios de visita autorizados (91 marinos y 85 sitios terrestres). Sin embargo, el cambio de modalidad de turismo sí presenta nuevos retos para el Parque Nacional Galápagos y sus visitantes. Para los guías y propietarios de los hoteles en las islas, es frecuente que quienes presenten más dificultades para acatar las normas como clasificar la basura o seguir las recomendaciones de los guías, sean los turistas ecuatorianos y los mochileros.

Antes del año 2000 se manejaba el turismo con el concepto de capacidad de carga, que era el número máximo de turistas que podían llegar a los sitios de visita de las islas; en esos tiempos se hablaba de un máximo de 100.000 turistas al año que podían visitar las islas sin causar un impacto irreversible. Luego de este año, se cambió la metodología y ahora se utiliza un sistema dinámico que consiste en medir el límite aceptable de cambio en cada sitio de visita.

 El principal cuestionamiento aún se concentra en los barcos grandes de 50 pasajeros o más son los ambientales. A pesar que desde el año pasado el Parque Nacional Galápagos endureció más los controles a las embarcaciones como el no permitir cambios de itinerarios y rotar los itinerarios de las visitas o verificar que los pasajeros bajen en grupos de 15 personas más el guía con una espera de 15 minutos entre cada grupo; al final en las playas de las islas, se ven más turistas que lobos. Ya en el año 2001, era frecuente encontrar sitios de visita saturados en los cuales se debía esperar para desembarcar o hacer una larga fila para llegar a los sitios de visita y se propuso cobrar más para evitar las aglomeraciones de turistas.

No obstante, no se visibiliza el impacto que causa el turismo de base local. No es que el pastel se reparte entre más actores; se ha creado otro pastel a repartir. Si los tours navegables se mantienen desde hace 10 años, es porque aún tienen demanda y son rentables.

 Sin embargo, las islas se mantuvieron desde hace miles de años y los cambios producidos por el turismo son evidentes, de la mano del incremento poblacional, va el mayor consumo de energía (que se genera por la quema de combustibles fósiles en su mayor parte), la generación de desechos… El límite de los 100.000 turistas se rebasó sin muchos aspavientos en el 2004 si se considera el total y en el 2007 solo para los extranjeros.

La pregunta de cuantos turistas pueden ingresar a Galápagos no tiene aún respuesta. Lo que es evidente son los cambios en el tipo de turismo que se realiza y se parece cada vez más al del mar Caribe; sol, playa y fiestas; el laboratorio natural parece que ya no es un imán suficiente para mantener la enorme infraestructura hotelera ni las 144 embarcaciones que operan en las islas.


 

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